-
No sé por qué he comprado esto. (...) ¿Por qué me los he quedado?
Nadie me forzó a ello. Nadie me aconsejó.
Tenía
ante sí un paquete con doscientos marcapáginas chinos, pintados
sobre seda. (...) Su debilidad por las cosas bonitas la había
traicionado. Era inconcebible que alguien en todo Harborough los
quisiera"
La
librería // Penelope Fitzgerald
Darcy
levantó el marcapáginas y lo contempló a la luz del fuego,
mientras la corriente de aire que salía de la chimenea levantaba y
hacía girar los delicados hilos, tejiéndolos y destejiéndolos en
trenzas de colores. Igual
que tu idea de ella, admitió
para sus adentros, tejiéndose
y destejiéndose. Te preocupas con
diligencia
por destejer tu relación con ella al disuadir a Bingley y, sin
embargo, la vuelves a tejer cuando estás solo con tus pensamientos
desbocados y tus recuerdos robados.
(...)
—¿Recuerdas
qué libro estabas leyendo en la biblioteca de Netherfield cuando tu
hermana se puso enferma?
Ella
negó con la cabeza.
—Con
tal cantidad de libros, ¿quién podría recordarlo? Sólo estuve
allí unos minutos.
—¡Estuviste
el tiempo suficiente para hacerme perder la concentración por
completo! ¡Creo que tuve que repetir tres veces cada página para
entender lo que leía! No, estuviste un buen rato y dejaste algo para
marcar la página en la que ibas.
De
pronto el recuerdo pareció iluminar la cara de Elizabeth.
—Unos
hilos… en un volumen de Milton. ¡Ya recuerdo! —Elizabeth arrugó
la frente—. ¡Volví a buscar el libro, pero no pude encontrar la
página!
—Eso
fue a causa de mi robo. Yo me los llevé… y los guardé durante
meses… aquí. —Darcy se dio una palmadita en el bolsillo del
chaleco—. Me los enrollaba en el dedo y los guardaba en mi
bolsillo, cuando no los estaba usando como marcapáginas.
Solo quedan estas tres // Pamela Aidan
Un marcapáginas
sospechosamente parecido a una lengua chasqueó, volviendo a
enterrarse en la encuadernación. Buscó algo detrás de su sillón,
y sacó una bolsita de cuero para el tabaco y una pipa del tamaño de
un horno crematorio
La luz Fantástica // Terry Pratchett
escrito en letras doradas casi
desprendidas del todo, era Mitología antigua y clásica, de
Pinzonero. Estaba lleno de marcapáginas. —Páginas
dieciocho y diecinueve —señaló la señorita Traición sin mover
la cabeza. Tiffany las buscó.
La corona de hielo // Terry Pratchett
La luz de la sala estaba en su tono más
neutro, y se puso a leer el enorme libro usando únicamente un
marcalibros con luz para iluminar las páginas, en medio de una
penumbra solo perturbada por las diminutas luces azúles, rojas y
amarillas, que los diferentes dispositivos electrónicos de la casa
tenían. Esas luces que quedan cuando todo esta en standby
El Dirigible // Joseph Remesar
Tres noches // Austin Wright
Susan coloca sobre el sofá el manuscrito sin leer que está en la caja, y al lado, apila las páginas que ya ha leido. Busca el improvisado punto de lectura; un trozo de papel navideño, rojo y verde
Tres noches // Austin Wright
La Fundéu, Fundación del Español Urgente, es una entidad aasesorada por la RAE y cuyo objetivo es "velar por el buen uso del idioma español en los medios de comunicación". Entre sus servicios se encuentra el responder consultas que los usuarios realizan a través de la web. Hace algunos años, alguien expresó la siguiente duda:
¿Qué términos se contemplan como correctos en lengua española, para referirnos al objeto de papel o cartón que señala la página en la quer nos quedamos al cerrar un libro? ¿Marca-páginas? ¿Señalizador? ¿Señalador? ¿Existe algún otro? Busqué estos términos en el diccionario de la RAE y no encontré ninguno.
Y esta fue la respuesta:
Las formas habituales de nombrarlo son marcapáginas (sin guión) y señalador, hay también otras, de uso menos frecuente, como "puntos de lectura". El diccionario no incluye todas las palabras del idioma (es imposible), lo que no quiere decir que voces como las mencionadas, ampliamente utilizadas en español y creadas de acuerdo con las reglas de formación de palabras que rigen en nuestro idioma no puedan utilizarse
Contra la arrogancia de los que leen // Cristian Vázquez
Marcelino Menéndez y Pelayo era un gran coleccionista de marcapáginas. Su amigo Gumersindo Laverde dijo: “No
importaba si era de día o de madrugada: Marcelino pasaba largas horas
contemplando sus marcapáginas, algunos de ellos tan desgastados y
carcomidos que era preciso manipularlos ayudándose de unas ingeniosas
pinzas de metal, forjadas especialmente para él por un herrero
vallisoletano. Nunca conocí a nadie tan entusiasmado por los libros ni
por cuanto en ellos podría contenerse”. (Laverde Ruiz, Gumersindo (1873). Ensayos y Memorias. Tomo IV. Lugo. Imprenta de Soto Freire)
Blog Biblioluces
Blog Biblioluces
No hay comentarios:
Publicar un comentario